En pasado fin de semana me sucedió algo , de esas cosas que normalmente no tendrían importancia, sino fuera por la persona involucrada en el suceso y las formas.
En una entrega de trofeos y premios (entre los que se encontraba el de mejor disfraz) en la Eternal Running que se realizo en Coruña, estaba yo tranquilamente nombrando tiempos y nombres de los ganadores de las categorías y disfraces y como ultimo el sorteo de los pasajes a Roma y París.
Hasta aquí todo normal- en pleno proceso de recoger todo el tinglado que significa una carrera de estas características , se me acerca una señora ( la cual conozco de participar en carreras populares) y me increpa reclamandome el porque sus hijos no habían sido los ganadores de el premio de disfraz por equipos, en si, no era la reclamacion lo que me molestaba, sino la persona y sobretodo las formas en la que lo hizo, gritando y diciendo que era un tongo, unos sinvergüenzas, etc, etc, etc....
A quién no le gusta ser reconocido o alabado? Que levante la mano quién no necesite a veces de este alimento de carácter publico. siempre nos inculcan que hay que competir, incluso llevarse por delante al otro si es necesario.Obviamente, el todo vale es muy común, con tal de alcanzar ese reconocimiento publico.
En un principio el ser humano (según cuenta,pues, yo no estaba allí) competía con los animales, cosa lógica pues la vida dependía de ello, tanto para comer como para que no te comieran, esto se debió trasladar a las competencias con las otras tribus por un trozo de tierra, esto era así , al parecer , al comienzo de los comienzos, es decir hace muuuuchos años, deberíamos suponer un avance en estos aspectos, sin embargo, a veces estos fósiles reviven en pleno año 2008 DC.
Ahora competimos contra “otro” por el trofeo que alimentará nuestro ego, o el ego de nuestra tribu particular.
No importa nada si con el trofeo –del tipo que sea- podemos sentirnos superiores a los demás aunque sea por un momento, aunque esa especie de gloria divina que nos es regalada sólo dure cinco minutos. Al menos, lo hemos conseguido y no nos importa quien caiga por el medio.
Ocurre algo malo con esto? . No. No lo hay. Pero, si lo hay cuando uno se olvida de aplicar el sentido común y deja de escucharse a si mismo con tal de mostrarle a los demás algo que es difícil de explicar.
Competir, no hay nada malo en ello siempre y cuando uno no se deje la piel y lo mas importante- que no se pierda el respeto a favor de alcanzar el trofeo.
El trofeo, NO es lo que importa. Uno mismo, sí es lo que importa.