Hoy sin darme cuenta mientas observaba el partido de la selección Española contra la Italiana, me he acordado de mucha gente, de esos que antes entraban en la categoría de amigos. He de decir que he visto el partido por TV, en casa y con la persona que mas quiero y me lo he pasado pipa, pero, venían a mi cantidad de recuerdos . En Venezuela seguramente lo hubiera visto en la Hermandad Gallega de Venezuela, sitio donde seguramente todavía estaran festejando el triunfo y donde seguramente lo mejor será el lunes y poder”saludar “a los amigos Italianos- por fin-.
Dicen que utilizamos la palabra amigo con mucha ligereza. Dicen que cualquiera es susceptible de adjudicarle ese honor. Y es cierto que yo muchísimas veces me dejado llevar por ese impulso. Calificando de amigos a quienes demostraron no serlo en absoluto. O a quienes decían serlo y desaparecieron. O aquel que hablamos muy de vez en cuando y que pasan los años y podemos estar mucho tiempo sin hablar y cuando lo haces, parece que hablaras con el todos los días.
He tenido muchos amigos, hoy tengo algún que otro amigo. De hecho siempre he pensado que las relaciones de amistad funcionan como las relaciones sentimentales (es que también son relaciones sentimentales o, al menos, emocionales). Hay amistades con fecha de caducidad que no por ello son menos buenas y amistades que sabes –o confías- que duraran toda la vida. Hay amigos a los que dejas de ver y al reencontrarte con ellos es como si nada hubiera pasado. Y otros a los que el tiempo les ha cambiado y nada podrá volver a ser como fue.
Con los amigos puedes llegar a engancharte. Más de una vez me ha pasado. Una persona o, incluso, un grupo de personas te pueden atraer tanto que no puedes evitar acercarte a ellos. Pero al igual que el amor, la amistad también puede cegarte e impedirte ver cómo son en realidad las personas.
Cuantas veces nos esforzamos por integrarnos en un grupo y después te das cuenta, cuando crees que eres aceptado, que nunca merecieron ni mi tiempo ni mis atenciones. Hoy las veo y las mismas personas que hace tiempo me parecieron tan brillantes, tan llenas de vida, tan divertidas y encantadoras ahora se me antojan unos seres grises, sin nada bueno en su interior que las haga merecedoras ni de mi estima ni, desde luego, de mi respeto.
A veces pienso que las personas de la generación a la que pertenezco, estamos en esa búsqueda constante de esas pandillitas que creíamos tan cool, todos superhiperguapos y tan unidos. Y, claro, luego pasa lo que pasa. Que la ficción es ficción y tú te das la gran hostia cuando descubres que la gente de tu pandillita pasa muy mucho de que te duela el dedo gordo del pie, por poner un ejemplo.
Pero hay veces y a pesar que me he conseguido con gente que no supieron estar a la altura de las circunstancias de esa palabra que tan alegremente utilizada por todos –amigo-, sí que he tenido la suerte de cruzarme con una persona que no sólo se han quedado en mi vida sino que poco a poco, día a día, han ido demostrando que no sólo están a la altura de las circunstancias sino que esa palabra se le queda pequeña… Y es en momentos como este, en el que me doy cuenta de lo afortunado que soy, empiezo a pensar en si yo estaré a su misma altura, si de verdad ella puede contar conmigo como yo lo hago con ella.
Sólo espero que sepa que yo siempre voy a estar ahí intentado no defraudar. A pesar de la cantidad de masajes en los pies que tengo pendientes por dar.
Un saludo a mis “amigos” italianos- tanto me da si perdemos con Rusia, pero, coño, ya nos tocaba a nosotros.
1 comentario:
Lovely message Gordo! I certainly agree. Muy de acuerdo, vamos! Que muy bello el mensaje. Y si, estamos en el grupo de los afortunados y si, solo se podria entender el mundo de la pareja si esta se compone por dos mejores amigos. Los mejores! Un abrazo
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